Hasta el año 2003, la producción
pesquera venezolana fluctuó entre 527.364 y 597.148 toneladas métricas (Tm), de
las cuales alrededor del 70% aportaba la pesca artesanal. Desde el punto de
vista de la captura anual, la especie más importante es la sardina Sardinella aurita, porque constituye la
materia prima de una industria conservera con 80 años de funcionamiento, siendo
la proteína animal más asequible a todos los sectores económicos. Oficialmente,
la producción sardinera en 1998 fue de 186.060 Tm; descendió a 145.000 en 1999
y osciló alrededor de las 150.000 entre 2000 y 2002. Pero son conocidas las
deficiencias de las estadísticas pesqueras, en especial las de sardina, por lo que
cualquier decisión sobre el manejo del recurso no tendrá bases sólidas mientras se desconozcan las
cifras de captura verdaderas. Así, en
Nueva Esparta la pesca oficial de sardina arroja 49.809 Tm en el año
2000; 1.155 Tm en el 2001 y 31.112 Tm en el 2002.
Se reconocía que Nueva Esparta aportaba
gran parte de la sardina para enlatar, pero no se conocían en detalle los
volúmenes de pesca; por lo cual entre 2003
y 2007, en los caladeros de pesca se recopilaron las cifras de los productores (dueños
de artes) y fueron contrastadas con la información obtenida de los pescadores,
quienes reciben pago según la captura. Así, la realidad fue muy diferente
porque se verificó que las capturas verdaderas superaban ampliamente las cifras
que las empresas de enlatados aportaban al gobierno. Se conoció entonces que en
el 2003 se pescaron 98.951 Tm y 112.483 Tm en el 2004; en el 2005 fueron 44.772
Tm y se verificó que el 70 % de la sardina fue extraída en el sureste de
Margarita, entre Pampatar y La Isleta. En el 2006 y 2007 se acentuó el
decrecimiento de la pesca de sardina, capturándose alrededor de 6.000 Tm. La
crisis sardinera iniciada en 2005 continuó los años siguientes y se mantiene incluso
en 2014, siendo causa de la notoria disminución de la producción pesquera nacional
en los últimos años.
Evolución de la captura de sardina en el tiempo
La captura de sardina con fines
industriales comenzó en Margarita en 1934, en la llamada fábrica de Pardo, en
el sector Bellavista de Porlamar. Por causa de limitaciones en los servicios de
luz y agua, a finales de la década de 1950 se trasladaron a la ciudad de
Cumaná, donde se establecieron otras empresas. La expansión de la industria se
facilitó por la pesca en el Golfo de Cariaco, que hacía posible el transporte
rápido del recurso a las fábricas. Desde los inicios de la explotación de la sardina
se han presentado varias crisis que pasaron desapercibidas, por su poca
duración y porque el volumen utilizado era poco significativo. Por ejemplo,
hasta años recientes se mencionó que la industria utilizaba 45.000 Tm de
sardina al año, por lo cual se deduce que había un excedente del recurso, el
cual fue aprovechado por empresarios que vendieron sardina congelada a muchos
países. Así, a comienzos del siglo se exportaron más de 60.000 Tm de sardina.
También es cierto que especies de pequeños pelágicos como la anchoveta peruana
y la sardina, son materia prima para la elaboración de harina de pescado, con
precio internacional elevado por su utilización en la industria de alimentos
concentrados.
Además, también debe tenerse en
cuenta que en varios ciudades del país iniciaron actividades pequeñas fábricas enlatadoras, por lo cual el
auge sardinero fue patente hasta el 2005. Pero a mediados de ese año se inicia
una crisis sardinera; simplemente se presenta una marcada fluctuación en las
capturas, lo cual fue muy notorio porque la requerían por lo menos 25 plantas
de proceso, las empresas congeladoras del producto, los pescadores y ocurría
aumento en el consumo de sardina fresca.
Figura 1. Captura de sardina en
el estado Nueva Esparta.
En una pesquería, una fluctuación
son cambios irregulares de las capturas promedios y sin tendencia consistente, porque
los ecosistemas son estructuras complicadas, siendo casi imposible identificar
las causas de las fluctuaciones para calificarlas como abióticas, bióticas o
humanas; por lo general estas variables se superponen.
Generalmente, para estudiar la
dinámica de las poblaciones de peces los biólogos pesqueros consideran las
poblaciones como uni-específicas y analizan acciones de otras especies, incluso
el hombre y diferentes factores ambientales. Pero este procedimiento hace
perder la noción de conjunto, es posible que estos análisis sean útiles para
especies situadas al final de las redes alimenticias, como en atunes y
merluzas, donde la remoción de individuos por pesca es un factor regulador
notorio. Sin embargo, es importante preguntarse por qué en el océano mundial más
del 70% de peces comerciales están sobre-explotados. La conclusión es obvia:
los modelos uni-específicos han fracasado. Por lo cual, los ecólogos sugieren evitar
este tipo de análisis y más bien considerar otros puntos de vista, partiendo de
un ecosistema formado por unidades que interactúan. Luego, las propiedades
comunes a todos se pueden aplicar a algunos en particular.
En relación a las fluctuaciones de
las poblaciones de peces llamados “pequeños pelágicos”, el ejemplo más antiguo es
la sardina (arenque) de Noruega a finales de 1800, cuando comenzó a estudiarse su
abundancia y desaparición. En esos años se
aceptaba que se debía a migraciones en masa de las poblaciones de sardina, que cuando
se acercaban a la costa eran años productivos, pero cuando se alejaban ocurría la
crisis de la pesca. Pero científicos encabezados por Johan Hjort llegaron a una
conclusión muy diferente: las fluctuaciones de la población se debían a
oscilaciones en la abundancia de la población en su totalidad, comprobando que
los años cuando había pocos pre-juveniles (reclutamiento pobre) se producían
las crisis pesqueras y en cambio en los años con abundancia de juveniles (buenos
reclutamientos) se obtenía una buena pesca, porque la población era abundante. Una
clase anual numerosa de juveniles determinaba una gran abundancia y
proporcionaba buenas capturas. El joven Hjort dedujo que la abundancia anual
quedaba fijada en los primeros estados larvales de la sardina cuando habían
consumido sus reservas internas (grasas y vitelo residuales del saco vitelino)
y comenzaba a alimentarse externamente. Posteriormente se ha reconocido la
misma causa en muchas otras especies de peces de importancia comercial.
Es parcialmente el caso de la
sardina en el oriente de Venezuela, porque mediante estudios continuados de la abundancia
de huevos de sardina en el plancton, puede conocerse la posible abundancia de
juveniles (reclutas) potenciales. Así, en la Figura 2 se muestra la abundancia
de huevos de sardina en el este de Margarita durante los últimos 12 años. En
los de pesca cuantiosa (2003 y 2004) fue ostensiblemente mayor la abundancia de
huevos en los años precedentes, mientras que durante la crisis sardinera (2005
a 2013) fue significativamente menor la abundancia de huevos de sardina en el
plancton, indicando de manera indirecta reclutamientos anuales pobres, es decir
pocos juveniles.
Fig. 2. Representación (%) promedio anual de huevos de
sardina en el plancton al este de Isla de Margarita (años 2002 a 2013).
Características del ecosistema al que pertenece la sardina
Son peces pelágicos presentes en
aguas costeras y superficiales de la plataforma continental, en ambientes fértiles
o enriquecidos periódicamente, lo que propicia la producción de plantas y
animales microscópicos que flotan en el
agua (plancton) siendo su alimento. Se encuentran en áreas como el nororiente de
Venezuela, caracterizado por la surgencia de aguas; éste es un fenómeno hidrográfico
que ocasionan los vientos intensos que soplan paralelos a la línea de costa, su
acción desplaza mar afuera las aguas superficiales, las cuales son reemplazadas
por aguas más profundas que ascienden (~100 m) y surgen o
afloran en superficie. Las sardinas pertenecen a ecosistemas poco maduros en la
llamada sucesión ecológica, en los que la red trófica o alimenticia es corta.
Las sardinas no abundan en ecosistemas más estructurados (“maduros”) por
ejemplo, en formaciones arrecifales como Los Roques. Las aguas de surgencia contienen
altas concentraciones de nutrientes inorgánicos y son de temperatura “fría”
(<25°C) que evitan el avance de la sucesión ecológica, por lo que el
ecosistema permanece en condiciones de inmadurez. Las poblaciones de sardina
están adaptadas a los cambios y en condiciones ambientales fluctuantes, predominan
en número. En situaciones más estables (e.g. serie de años con menor
fluctuación ambiental) se afectan especies ajustadas a vivir bajo condiciones
cambiantes, como la sardina, pero se favorecen otras especies comunes en las aguas
afuera. Las sardinas se alimentan filtrando el agua, por lo cual en la pirámide
alimentaria hacen parte de los niveles tróficos inferiores. Los huevos de
sardina se desarrollan en menos de 24 horas, las larvas nacen con ~3,7
mm de longitud y abren su boca a los 2-3 días; en su primer año de vida ocurre la
primera reproducción o puesta, cuando tienen longitud < 17 cm.
Por su alimentación, su crecimiento,
fecundidad, mortalidad y otras características, las sardinas están adaptadas
para tener grandes fluctuaciones cuantitativas. Pero si el ambiente se hace más
constante, se afectan las sardinas y se favorecen especies mejor adaptadas a
ecosistemas más maduros o estables. Las fluctuaciones alternas entre sardinas y
otras especies próximas (ejemplo, el “machuelo”) más que una competencia significan
cambios en las condiciones ambientales.
En el este de Margarita, la
información permanente sobre la ecología pelágico-costera obtenida por el Museo
Marino de Margarita desde el año 2002, indica que la intensidad de la
surgencia, la concentración de nutrientes, la producción planctónica, la
cantidad de alimento para las sardinas presente en el agua, la abundancia de
huevos de sardina en el plancton como medida indirecta de reclutamiento
potencial y el aumento de la temperatura costera, son factores fundamentales de
las fluctuaciones. Sin duda, la disminución de la población sardinera se
relaciona con la debilidad en la intensidad de los vientos y posible mayor influencia
de aguas cálidas presentes costa afuera, favoreciendo a los ecosistemas más
maduros y menos productivos, lo cual se observa en la claridad de las aguas,
que en los últimos años ha cambiado de color verde oscuro o azul profundo (aguas
“cariteras”, según pescadores) hacia colores claros y aguas transparentes,
comunes en otras partes del mar Caribe.
En síntesis, entre 2005 y 2013 ha
declinado la productividad planctónica por debilidad de los vientos alisios que
impulsan la surgencia de
aguas, por lo cual el fenómeno hidrográfico ha sido débil, afectando la
fertilidad acuática. Es una explicación válida de la disminución en abundancia
de recursos pesqueros. La fertilidad de las aguas se puede determinar
por la concentración de los nutrientes inorgánicos y por la biomasa de plantas
microscópicas (fitoplancton) que ha disminuido notoriamente durante el periodo
2005-2012, en comparación con los años 2003-2004 cuando se determinaron las más
altas concentraciones (Figura 3) y ocurrieron las mayores capturas de sardina (Figura
1).
Fig. 3. Variación anual de la biomasa de fitoplancton al este de Isla de
Margarita (década 2003-2012).
La disminución de las capturas de
sardina afecta la producción pesquera nacional que tuvo notorio decrecimiento entre
2005-2010 y en los últimos años no supera las 240.000 toneladas (Figura 4). Pero
quizás en 2014 y 2015 ocurra cierta recuperación, porque los vientos en los
primeros meses de 2014 han sido muy intensos y continuados a comienzos de
agosto. Si la surgencia ha sido intensa, es posible que se recupere
parcialmente la fertilidad acuática y se logren capturas abundantes de la pesca
en general, como ocurre actualmente en la costa norte de la Península de
Macanao hasta Isla Blanca y en alrededores del Archipiélago de Los Testigos.
Figura 4. Variación anual de la producción pesquera (toneladas) de
Venezuela.
Por:
Alfredo Gómez Gaspar
Biólogo marino. Investigador de la Universidad de Oriente.
Directivo de la Fundación Museo del Mar.
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